Partida de Directores el día 30 de Marzo

Lo más característico de los juegos de la Sociedad de Exploradores es que los personajes van subiendo de nivel según se van jugando partidas (3 partidas = +1 nivel).

Pero claro, uno se puede preguntar qué pasa con los directores de juego, esos pobres que se siempre se sacrifican en pro del divertimento de las personas que juegan en su mesa. ¿Si quieren ponerse al otro lado de la mesa, tendrán que empezar desde cero? Pues resulta que no. Los directores también llevan un personaje, que también sube un nivel cada tres partidas que el director dirige. Así, cuando un director quiere jugar, tiene un personaje acorde con el esfuerzo que ha dedicado a sus partidas. Como en Madrid somos cuatro gatos[1] los que dirigimos, nuestros personajes se cansan de esperar.

Así que el pasado día 30 nos decidimos a sacarlos de la carpeta y arriesgar sus vidas en valerosa aventura.  En principio íbamos a llenar la mesa, pero por desgracia, los compromisos de varias personas obligaron a hacer una partida reducida, con 3 jugadores habituales y un samurai pregenerado que no pudo quedarse en la mesa todo el día.

La aventura fue una visita tranquila (mentira) a la pacífica (mentira) ciudad de riddleport, donde nos esperaba una misión sencilla (mentira). Mientras Cielomari se preocupaba por el oro, el mago Avio ganaba los concursos de la taberna local. Después, más metidos en faena, la clérigo gnomo se quedó de piedra, algo antes de que el pobre samurai (creo que se llamaba Anónimo P. Regen) sacrificara su vida por el bien de la Sociedad. Una pena que tuviéramos que dejarle allí tirado en el suelo. A alguien había que echarle la culpa del desaguisado que se lió al final.

Iván